domingo, 27 de agosto de 2023

Exceso de Confianza del Policía.

 

Este pequeña entrada nace de uno de los conceptos que desarrolla el entrenador sr. Tony Blauer en su articulo “The Theory of Presumed Compliance”. El sr. Blauer es uno de los mejores entrenadores que existe y es referencia mundial en cuanto a autoprotección y gestión del miedo. A él, le hemos pedido el permiso para poder utilizar algunas de sus palabras, cosa que ha accedido con suma gratitud.

Puede ser que en esta entrada usted encuentre similitud o algunas frases repetidas autoría del sr. Blauer. De eso se trata, de la repetición, para que se grave en la mente del lector interesado en la mejora de su formación y por ende de su profesión y, como no, lo más importante, su seguridad.

Durante casi mis 30 años ejerciendo de policía me he dado cuenta que el exceso de confianza se va repitiendo en muchas de las actuaciones policiales. Y lo más increíble, es ver pasar los años y pocos hacen algo al respecto para remediarlo. Bien la Administración, bien el propio agente, no son capaces de facilitar o invertir tiempo en su formación. Una formación que le puede salvar la vida.

Un policía se expone constantemente al peligro, por tanto, debe plantearse las siguientes cuestiones: ¿Estoy suficientemente capacitado una vez aprobado el curso básico de policía para salir a la calle y enfrentarme a la delincuencia? ¿Adquiero suficientes conocimientos solamente asistiendo algún seminario? ¿Mi preparación es la suficiente para controlar la violencia en un enfrentamiento? ¿Estoy preparado psicológicamente para un enfrentamiento real? ¿Crees que todo depende de tu fuerza muscular, de un buen estado físico o de acumulación de técnicas resolutivas para cada caso?

¿Las has leído bien? Seguramente, las habrás contestado todas con un monosílabo.

Ahora, te lanzo dos más:

¿Qué aspectos de tu formación consideras que tendrías que mejorar? ¿Por qué no los estás mejorando?

Si no te estás formando, o crees que ya tienes suficiente, no has tenido que pensar mucho. Tu mente se ha quedado en blanco. En cambio, si te ha hecho recapacitar es que aún no te lo habías planteado y posiblemente te hayas dado cuenta en el escaso interés que has tenido hasta ahora para mejorar tu seguridad personal y, al mismo tiempo, mejorar como profesional. Tiene justificación, se le llama CONFIANZA. Una trampa mortal.

Pero no todo está perdido. Todo depende de ti.

Sigamos.

Una última pregunta.

¿Cuántos policías conoces que continúan o amplían su formación en judo verbal, contacto cuerpo a cuerpo, enfrentamiento con armas, enfrentamientos con verdaderas mentes criminales, entrenamientos basados en escenarios, control de individuos altamente violentos, etc.?

Llevar una placa nos conduce a un exceso de confianza. Asumimos que llevar el uniforme nos protege de cualquier agresión. Somos intocables. Hay que reconocer que tenemos un exceso de confianza a veces sumada a una sensación de seguridad debido a lo que pensamos que lleva adjudicada una placa o uniforme. “Estoy protegido por esa falsa capa”.

El problema viene cuando cualquier sujeto demuestra que no le importa el color de la placa, el uniforme o lo que sea que nos acredita como agente de la autoridad. Nuestra confianza se quiebra y la situación puede convertirse en un incidente que acabe, con un poco de suerte, en una denuncia administrativa, o según cómo se desarrolle el servicio, muchas veces debido a nuestra escasa o nula habilidad para manejar la situación, en un incidente penal que exige fuerza y que puede acabar en un exceso de fuerza o en un trágico final por alguna de las partes.

La confianza, también nos llevará hacia otra trampa que se produce a la hora de elegir la composición de nuestra formación. Si creemos que nos hacen faltan más conocimientos en nuestra autoprotección nos hará creer erróneamente que nuestra elección tiene que ir encaminada hacia el estilismo, la belleza o la complejidad de las técnicas, la cantidad de alumnos que van a un dojo o por el arte marcial que está de moda. “Este, es el mejor”. Elegiremos seminarios y cursos por su puntuación o por su interés profesional para nuestro currículo. Una victoria más de la confianza.

La confianza, me hará creer que mis técnicas practicadas en el dojo infinidad de veces, en las que muchas de ellas la habilidad motora compleja está involucrada, me sacarán de cualquier situación. “Confió en mis habilidades”. La negación producida por el fracaso al ver que el sistema simpático ha secuestrado esas habilidades, para funcionar primitivamente, me hará entablar diálogos internos que me llevarán a la confusión, me harán ser más lento, menos preciso, dubitativo o que me sumerja en un estado de hipervigilancia; la congelación.

La confianza me hará desconfiar de personas que con argumentos probados desmontan los cimientos montados y construidos con esas arenas arcillosas que nos han vendido instructores que no han vivido nunca un enfrentamiento violento, instructores que nunca se han topado con una verdadera mente criminal, o instructores que, con suerte, han basado sus experiencias en combates elitistas o competitivos regulados por normas y controlados por árbitros y que traspasan sus enseñanzas. Con estas palabras, no pretendemos desvirtuar su trabajo, todo lo contrario, pero con todo respeto ante todos estos grandes profesionales, nada se le parece a la violencia real.

En la calle, lo más importante son los resultados, no el nombre del arte, las técnicas o pertenecer al dojo más famoso, entre otras cosas.

Ante un incidente, la confianza nos hará olvidar las preconductas físicas o discurso verbal que nos indican el inicio de la agresión, el análisis del entorno, nuestro estado emocional, el efecto del miedo en nuestra mente y cuerpo, la biomecánica, la psicología del combate, conceptos como la efectividad y la eficacia, etc. La mente, dispersa en otros conceptos debido a la confianza.

A grandes rasgos, así es y esos son sus efectos del exceso de confianza del policía. El antídoto lo compondrá tu formación. Tu preparación para este “submundo” es una cuestión de responsabilidad. Formarte con responsabilidad es tu labor. Y una de las primeras tareas es desprenderte de ese exceso de confianza. No confundamos confianza con motivación. Uno debe estar motivado para la supervivencia y enfrentarse a un ataque violento, pero no ser confiado.

Otra tarea responsable será elegir bien la composición de tu formación. Elegir adecuadamente a las personas que realmente tienen experiencia en violencia callejera, en enfrentamientos reales, y absorber sus conocimientos. Personas que han dedicado y dedican parte de su vida al estudio de ese gran concepto llamado VIOLENCIA y que no solamente engloba la fuerza o la física, sino la psicología, el comportamiento humano, comprender y entender los efectos del miedo, conciencia situacional, el elemento sorpresa, múltiples agresores, la detección, la desescalada, la evasión, el uso de la fuerza según la ley, la efectividad de nuestra respuesta, etc.

Esperemos que esta entrada nos haya hecho darnos cuenta como nuestro propio ego muchas veces impide ver nuestras propias carencias creando ese exceso de confianza. Esperemos que esta entrada le sirva al lector para reaccionar y mejorar su vida profesional, este es mi propósito.

Formarte con responsabilidad es parte de tu trabajo. No dejes tu vida en manos de la confianza.