Maestro y alumno caminaban por la calle.
- Maestro, mira qué feliz es. No tiene ninguna preocupación.
- Si, pero nunca llegará a ser una maestro Zen como tú.
- Por qué, maestro?
- Porque su egoísmo le hace preocuparse solamente en ser feliz él, sin pensar en hacer felices a los demás. Una vez solucionada su única preocupación, ya no tienen más motivos, está vacío. Esta actitud es original en los principiantes de la vía del camino. El que quiere ser maestro, primero intenta que los demás sean felices y, cuando lo consigue, dedica su tiempo para serlo él.
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