Bebe, bebe y bebe me decían sin parar
tonto de mí obedecía sin rechistar
¡Bebe otra vez! Me dijeron, pues la ocasión lo reclamaba
Y yo tonto de mí, sin palabra mediar
Obedecía al que lo proclamaba
Pues bebí, bebí y bebí, que iba hacer, ¿protestar?
Nada más lejos de mí voluntad, la orden no acatar
Además, era lo que más siempre odiaba
Que pensasen que me iban acobardar
Al final bebí hasta el punto de reventar.
Ahora, aquí estoy tumbado en duro y frío suelo
Con dolores en cabeza, cuerpo y ciertas partes
Arrepentido de todo y sin nadie que me dé consuelo
Sin poder mantenerme en pie y no caer de bruces.
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